obesidadEn el mundo que vivimos hay mucha carencia emocional solapada, la sociedad empuja a una vida donde consumimos mucho y disfrutamos poco, dedicamos mucho tiempo al narcisismo de ser un modelo de ser exitoso y/o productivo y dejamos de lado temas tan importantes como las relaciones humanas, sobre todo con seres tan queridos como son los hijos. 

Los jóvenes sienten esto mucho, no lo expresan, quizás ni siquiera son conscientes de eso porque crecieron considerándolo normal, no saben cómo manejar sus emociones que están sujetas a un sube y baja hormonal que los vuelve vulnerables y sensibles y como no saben manejarlo,  el cuerpo lo manifiesta.

Al ir creciendo se acrecienta el problema, los chicos se cierran mas, les cuesta mucho más sentir identificación con alguno de los padres o ambos, pues se dan cuenta de que son seres humano, imperfectos y nos los héroes de su niñez y aun no tienen la madurez para manejarlo y aunque en el fondo siempre quieren ser aceptados y queridos por papa y mama, pase lo que pase, no pueden sacar sus sentimientos a la luz fácilmente.

Paralelamente a ese proceso se unen al ajetreo que ofrece la sociedad donde la comida rápida manda y otorga fácilmente una alimentación que esta accesible, es precaria, que se hace adictiva y si no existió una guía o educación basada en  lo amoroso de alimentarse saludablemente (generalmente de parte de la madre)  muchos de est@s chic@s  terminan  drenando por algún lado, traduciéndose en desordenes alimenticios que degeneran en otras enfermedades.Sobre todo los primeros hijos cargan con mucha responsabilidad, generada por las expectativas que colocaron sus padres sobre ellos. La inmadurez de los padres inexpertos se transforman muchas veces en direccionar la vida de sus hijos, si los padres manifestaron mucha exigencia, estos niños tenderán a querer hacer todo «bien» y lo harán para ser aceptados, llegan a la vida adulta asumiendo responsabilidades que quizás le competían a sus padres.

Las rebeldías de adolescente al crecer se van disipando y no saben expresar sus emociones libremente, luchan internamente por ser amados, aceptados y que se les reconozcan.

Igualmente si la atención fue deficiente y el niño sintió alguna vez ser una carga, creció en conflictos entre sus padres, si su crianza fue compartida con una nana a la que se le dio mas responsabilidades que debería asumir la madre, si la madre no demostró felicidad, si no dedico la atención necesaria para sembrar las bases de estima en el pequeño, si no se le demostró amor incondicional, sino condicionado, termina atentando contra si mismo de forma inconsciente.

Estos jóvenes al sentir que no son lo que se esperaba de ellos, o que de cierta manera fueron una carga, expresan sus carencias de alguna manera, como por ejemplo desordenes alimenticios.

Estos chicos tienden a refugiarse en su mundo interior, pueden demostrar ser “fuertes” y «responsables» pero internamente son muy sensibles, se protegen con una coraza física y psicológica, comen en exceso, hacen poco ejercicio, el sistema inmunológico da señales de fallas,  no se sienten bien con ell@s mismos, y todo esto es un reflejo de  falta de amor propio, basado en carencia afectivas generalmente provenientes de la crianza.

Ellos  necesitan el apoyo, aceptación  y el amor en su entorno directo.

¿Cómo puede mejorar esto? Bajar las exigencias, aceptarlos más, incluirlos en más, hacerles sentir que no tienen que ser un modelo que cumpla expectativas, sino que solo por ser ellos mismos ya son amados y aceptados.

Mas amor, cariño, suavidad, aceptación, paciencia, armonía y equilibrio es necesario… pienso que el amor, el cariño, la suavidad, la paciencia nunca sobran… Aprender a aceptar, a bajar nuestros niveles de exigencia y flexibilizarnos siempre da buenos resultados…

Resolver un problema de obesidad, bulimia o anorexia, es un tema muy complejo, que involucra mucho entrar en el mundo psicológico de los afectados, no o se trata  solo de integrarlos a un plan de nutrición sana, etc.

Se trata de amor, de aceptación, de cariño, de liberar culpas, de bajar las durezas creadas por la crianza bajo parámetros sociales disfuncionales que dicen de la puerta de casa para afuera «somos la familia perfecta» y adentro el amor verdadero, la dulzura, la paciencia, la aceptación, el tiempo dedicado, los valores que deben prevalecer por encima para bienestar de todos, no son los que se enaltecen.

Los jóvenes que hoy están en nuestras casas son el resultado de nuestras acciones del pasado, de la crianza que les otorgamos, de cuanto tiempo y amor les dedicamos.

Nosotros sabemos más que nadie por dónde van los tiros, siempre es bueno VER y no para culpabilizar sino porque nunca es tarde para retomar el camino del amor y aportarles a nuestros hijos herramientas y amor para tener una vida mejor.

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