Puede parecer muy sencilla, pero dicen los textos tradicionales de yoga que Baddha Konasana acaba con la enfermedad, la fatiga o el cansancio. Respirar en esta asana puede darnos amplios beneficios
Beneficios: Estimula los órganos abdominales, ovarios, próstata, vejiga y riñones. Estimula el corazón y mejora la circulación sanguínea. Estira la parte interna de los muslos, las ingles y los músculos que rodean las rodillas. Calma los dolores durante la menstruación al mismo tiempo que ayuda a reducir los síntomas durante la menopausia.
Beneficios terapéuticos: Ayuda a reducir los efectos de los pies planos, la alta presión sanguínea, infertilidad y asma igual que ayuda con la ansiedad y la fatiga. Es una buena postura para practicar si sufrimos ciática. Practicando de manera habitual esta postura durante todo el embarazo y hasta los últimos momentos, el parto se puede ver facilitado.
Contraindicaciones: Trabajaremos despacio y con cuidado si tenemos lesiones en ingles o si las rodillas no pueden ser flexionadas por completo.
Construye la postura:Siéntate en el suelo con las piernas estiradas delante de ti, la espalda alta y recta de manera que dibujes un ángulo de noventa grados con todo tu cuerpo. Al exhalar dobla tus rodillas y acerca los talones a los glúteos. Poco a poco empieza a separar las rodillas dejándolas caer hacia los costados. Junta las plantas de los pies.
Ayudándote con las manos acerca todo lo que puedas los talones a tus ingles. Coloca el dedo pulgar de cada mano sobre la planta de cada pie y como si fueran un libro separa todo lo que puedas las plantas de los pies, como si quisieras mantenerlas mirando hacia el techo.
Estira los brazos y toda la espalda. Siéntate firmemente en el suelo manteniendo el final de la columna perpendicular al suelo. El perineo (región anatómica correspondiente al suelo pélvico y que queda delimitada por el ano y los genitales) quedará paralela al suelo.
Estira también el torso llevando los hombros atrás y el pecho ligeramente hacia delante.
Mantén la postura sin forzar las rodillas para que se acerquen cada vez más al suelo. En cambio, relaja las caderas y déjalas bajar poco a poco. Cuando esto ocurra, las rodillas acompañarán el movimiento.
empezar a inclinar el cuerpo hacia adelante, manteniendo la espalda recta y los hombros hacia atrás hasta que poco a poco tu frente llegue al suelo y las rodillas estén por completo separadas la una de la otra.
Obstáculos y Observaciones: Nos puede pasar que, al realizar esta postura y mantenerla durante unos minutos, la tensión acumulada en las caderas e ingles se traduzca en lágrimas o risas. Ya que es allí donde almacenamos todas las tensiones emocionales igual que hacemos con los hombros y el estrés. Lo único que debemos hacer es mantener la calma y seguir respirando y dejarnos llevar por la habilidad de la postura de movernos tanto por fuera como por dentro.
Por otro lado, a nivel físico, a menudo ocurre que centramos la atención en bajar la cabeza pase lo que pase. Lo que resulta de esta acción es que conseguimos flexionar la espina dorsal en vez de la cadera y la pelvis. Así que si empiezas a inclinar el cuerpo hacia adelante no quieras llevar la cabeza a los pies.
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