Todos quieren ser buenos amantes, todos quieren ser buenos por el polvo, por mover las fibras del cuerpo de su ser amado y por dar y recibir placer. Pero que es ser buen amante?

Cada ser diferente y no todas las veces las pegamos, pero sí escuchamos nuestro cuerpo y sus sensaciones, los sutiles conocemos más de nosotros mismos y que nos dan placer, y desde allí podemos estar abiertos para descubrir el placer del otro. Amarnos a nosotros mismos, vibrar en nuestra propia sexualidad no tenemos que estar más dispuestos a amar y hacer ese descubrimiento. Muchas veces caemos en el error de no pensar en la pareja, de creer que al compañero le gusta y le da placer lo mismo que a nosotros. El amor y el sexo son amigos de la complicidad y de la confianza, para ser un buen amante, saber quién puede ser ese ser que nos acompaña.

Esta sociedad no tiene una máquina automática, y la máquina es al final no siente. Y la verdad es que estos cuerpos son hechos para sentir y conectar, para complacerse y complacer. Hay mucha expectativa porque nos venden un sexo irreal, pero lo suficiente de estos cuerpos puede ser lo más poderoso. Todos quiero sentir amor y placer
Sentir es nuestra naturaleza, el placer es la recompensa por vivir, es rico vivir en este cuerpo, es rico conectar, es rico ser sexo, es rico compartir, esa es nuestra naturaleza. ¿Qué te hace un buen amante? La conexión que tiene el mismo placer con su pareja, la capacidad de obtener placer para elevar y elevar la energía, construyéndola, compensar al otro con su energía y compensar al mismo con la pareja. El principio de todo buen amante es conectar y dar. Suelta las expectativas, reconócete al ser sexual y sensual, experimenta conscientemente tu propio placer y hazlo saber al otro qué te gusta, sensibilízate y observa el placer de tu vida, que le hace crecer la llama de la vida que le habita, que le enciende, compártela con esa persona que vibra contigo todo lo que eres,

 

 

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