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En una práctica de hatha yoga convencional encontrarás una rutina que se repite para que aprendas a entrar en conexión contigo mismo. Los espacios donde se hace yoga suelen ser silenciosos, están llenos de paz y quietud.

La práctica como tal comienza con un momento de centramiento, respiración y entonación de un mantra de inicio, luego se realizan una serie de movimientos iniciales, y posteriormente se hace una rutina de saludos al sol (serie de movimientos para calentar el cuerpo).

Cuando el cuerpo ya entra en calor se hace  una combinación de diferentes asanas con diferentes fines, hay asanas de fuerza, torsión, flexión adelante y atrás, abrir hombros, pecho y caderas, fortalecimiento de pecho, brazos y abdomen, invertidas, sem-invertidas, etc (varían según el fin de la rutina) estas posturas son acompañadas por pranayamas o respiraciones, la más usual es la respiración ujjayi que es generadora de calor, liberadora de toxinas y que emula el sonido del mar en la garganta, esto se logra cerrando la glotis,

Encontrarás además la indicación de hacer “bhandas” estas son “cerraduras” energéticas que se logran contrayendo los músculos, las bhandas son: Mula Bhanda (cierre del suelo pélvico contrayendo los músculos de esa zona), Jalandhara Bhanda (cierre de barbilla, llevando la barbilla hacia el pecho), Uddiyana Bhanda (cierre abdominal hacia arriba, llevando el ombligo adentro y arriba), Mala Bhanda (el gran cierre, combina los tres anteriores)

Al hacer las asanas te indicarán que mires hacia ciertos puntos como el entrecejo, la punta de la nariz, la punta de los dedos, hacia el ombligo, un punto fijo fuera de tu cuerpo, hacia un punto lejano a la derecha o izquierda, estos puntos se llaman Dristis, o puntos de observación.

La práctica puede incluir sesiones de pranayamas o respiraciones como “respiración de fuego” “respiración cuadrada” “respiración polarizada» estas respiraciones ayudan a liberar los «nadis» o canales energéticos de nuestro cuerpo.

Al final de la práctica terminarás en la postura del muerto o “savasana” donde permanecerás quieto y relajado por un rato, allí puedes disfrutar de una visualización sanadora o posiblemente hagas una meditación guiada en postura de loto.

La práctica termina entonando un mantra, como Om Shanti, Sat Nam, o el que tu maestro considere adecuado para cerrar.

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