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En estos últimos tiempos mi vida va dando giros de forma rápida y creo que como yo, muchos otros sienten que pasan cosas de forma acelerada.
Ante un sube y baja de acontecimientos internos y externos, vivir en un país convulsionado, donde planificar y hacer estrategia requiere de un verdadero uso de la creatividad ,flexibilidad y disposición al cambio, encontrarme con que los métodos que me enseñaron para alcanzar una vida feliz y prospera no me sirven ya de mucho, observar que estamos en un punto donde hasta lo más básico como es comunicarnos y relacionarnos puede ser todo un reto, en este contexto parar y mirar hacia adentro, resultó ser ideal para sentir-me y comenzar a re-diseñarme desde mi verdadera esencia.
Entrar en silencio me permite escucharme a mí misma, otorgarme el placer de vivir mis procesos sin pensar tanto en “resolver” aceptar lo que hay y dejarme experimentar la vida plena e intensamente. Al principio fue todo un reto porque obligatoria-mente tuve que flexibilizarme, salirme de mi zona cómoda, enfrentarme a circunstancias emocionales que no deseaba ver y a personas muy opuestas a mi, esto me ayudo a re-diseñarme y transformar la vida.
El comienzo fue parar, aceptar las emociones, sentirlas, dejarlas fluir, tarea nada fácil pero muy beneficiosa. Creo que las emociones sirven para experimentar la vida, creo que cualquier emoción reprimida se puede convertir en una obsesión, en una dolencia o enfermedad, las emociones (todas) tienen utilidad, hacernos los duros, evadirnos, etiquetar las emociones como positivas y negativas, pensar que llorar es inútil, que sentir ira o estar molestos es peligroso, que sentir amor y alegría no posible constantemente, son temas que repetimos a diario en nuestra sociedad donde abunda el excesivo “auto-control” y “perfeccionismo” para ser aceptados y bien vistos y sobre todo para evitar mostrarnos sensibles y vulnerables.
El proceso continua, mientras hay vida hay transformación, me siento más flexible y enfocada en lo que me gusta hacer, comunicar, enseñar, compartir, expresarme a través de cada acción para expandir la conciencia, aprender algo más cada día, pero sobre todo estar más atenta y consciente en el presente, más agradecida con la oportunidad de habitar este cuerpo y mucho más abierta a recibir de las personas que llegan a mi vida y a dar lo que soy y tengo.
Me gusta ver la vida como una combinación de líneas curvas en movimiento, que cambia constantemente, no como una línea recta. En un monitor cardíaco podemos ver que hay vida mientras hay movimiento, sube, baja, vibra, se expande, se contrae, cuando hay una línea recta hay muerte. Así veo la vida, cambio y movimiento, constante transformación.
Al pararnos y escuchar nuestro corazón comenzamos a resonar con lo que somos y otra forma de vida se hace manifiesta, la mía resulta ser más libre, más humana, menos consumista, más alegre, agradecida, humilde, comunicativa , pacífica y abundante.
Hoy te invito a parar, escucharte, sentirte y atreverte a dejar salir lo que verdaderamente eres, resonaras con personas que te amen y acepten, con situaciones de vida más felices y completas, sentirás como poco a poco tu vida se transforma en una experiencia inimaginable.