Seguridad y estabilidad son títulos
muy sexy y llamativos
para muchas mujeres…
Mia Astral
¿Hasta qué punto por “seguridad y estabilidad” limitamos nuestra vida y nos perdemos de vivir desde lo mejor de nosotras?
Nuestro potencial puede ser un mundo desconocido al que jamás accedemos si no somos capaces de atrevernos a lanzarnos a nuevas formas de vidas, que nos satisfagan y llenen, si no nos damos la oportunidad de salir de la zona confort y exponernos a vivir experiencias que nos permitan crear otras formas de desarrollarnos como seres humanos.
La vida es movimiento, cambio, transformación, vamos renaciendo una y otra vez a lo largo del camino, si no nos permitimos soltar el pasado, difícilmente podremos abrirnos a nuevas oportunidades y sobre todo nos negamos la opción de demostrarnos a nosotras mismas todo lo que somos capaces de lograr y crear.
Lo mejor de nosotras nace cuando tenemos el coraje de lanzarnos a lo desconocido, cuando salimos de la zona de confort y nos atrevemos a vivir desde el alma, soltando el control y dejando que la vida fluya siendo quien realmente somos, reconociendo nuestro mundo interior a cada paso y disfrutando del gran potencial que tenemos.
Cuando mas controladas y calculadas nos mantenemos para complacer a otros, para evitar problemas, para ser aceptadas, para mantener el empleo, el marido, el novio, la amistad, el negocio, para ser la chica «perfecta», mas generamos represión y de la represión nace la obsesión. Soltar el control, dejar que la vida nos mueva, atrevernos a ponernos en situaciones distintas hace que nos veamos obligadas a replantearnos la forma usual como estamos accionando la vida.
Estos son días de cambio, las mujeres somos tan emprendedoras, libres y capaces, tenemos la libertad de ser responsables de nuestra vida. Pero ojo, esto no se trata de sentirnos autosuficientes, ni las 4×4, esto no tiene nada que ver, tampoco se trata de compararnos con los hombres, ni de sentirnos en competencia con ellos. La verdad es que cuando hacemos eso nos endurecemos y no permitimos que nada entre y que nada salga. Se trata de hacernos felices dejando que fluya nuestra esencia y potencial.
Una verdadera liberación se puede tratar de atrevernos a soltarnos tanto como para ser libres de expresar lo que somos (de verdad) de darnos la oportunidad de relacionarnos mejor y con calidad, de ver nuestras relaciones de vida desde una nueva forma menos crítica y más amorosa.
Cuando somos conscientes de nuestra vulnerabilidad y nos valoramos y amamos antes que todo, entendemos que es allí precisamente donde está la fuente infinita que nos sustenta, donde somos capaces de darnos, con una verdadera entrega que no se piensa ni se mide, porque es nuestra verdadera esencia, desde nuestra creatividad infinita la que se expresa.
Cuando tenemos amor, primero por nosotras mismas y luego compartido, tenemos el poder de conquistar una vida plena y rica, libre y abundante y ser felices donde estemos, porque sabemos que la felicidad es un estado interno y propio.
Esa energía poderosa e infinita nace en la confianza en la mujer que somos, en agradecer y ver lo bueno de cada día, un día a la vez, de atrevernos a darnos espacios y vivencias gratificantes que nos hagan verdaderamente felices porque nos sentimos merecedoras de la felicidad. Una mujer que confía, en ella, en la vida, ser atreve a descubrir cada día algo más de sí misma, algo más del mundo y se atreve a disfrutarlo con lo que el día le aporta. Ese aprendizaje le permite conquistar la vida que desea y tener capacidad de compartirla desde el amor y la alegría.