Mi primo Armando Chalbaud, dedicó sus 50 años de vida a sembrar sonrisas y amor. Cada vez que llegaba, te contactaba por teléfono, por mensaje, pin, correo, empezaba o terminaba su saludo con un “TE AMO” … si te encontrabas con él te abrazaba de corazón a corazón, te besaba con cariño, sin importar si eras hombre o mujer.
Armando creía en el AMOR y en la FELICIDAD por eso no desperdició un solo momento de su vida, y repitió infinidad de veces a todos, conocidos y desconocidos sus “TE AMO”
Les cuento esto porque cuantos TE QUIERO, TE AMO, GRACIAS, TE EXTRAÑO, TE PIDO ME PERDONES, TE PERDONO, ERES ESPECIAL, VALORO QUIEN ERES, ME GUSTAS, nos guardamos, así como si la vida nos fuera a durar mucho, como si en vez de ser la expresión más hermosa de nuestra alma, nos diera miedo expresar el amor que sentimos por los seres con los que compartimos la vida, por las almas que descubrimos.
Liberar nuestros te amo a las personas que nos inspiran es permitirnos compartir la esencia de nuestra alma, que es amor, es saber que nos amamos a nosotros mismos y estamos llenos para dar y compartir.
También es responsabilizarnos por nosotros mismos, por nuestros sentimientos, porque indistintamente de que la otra parte corresponda o no a ese sentimiento, para nosotros es importante expresarlo porque es honesto y real y eso ya es suficiente.
Cuando damos amor incondicionalmente, sin expectativas, expresamos nuestros sentimientos sin esperar nada a cambio, todo fluye, damos porque así lo sentimos y la vida se manifiesta en nosotros, habrá personas que correspondan a ese sentimiento, otras que no, habrá las que sientan amor de forma diferente a la nuestra, los que valoren las expresiones de amor y las que no, pero indistintamente de eso, cuando estamos claros en que nuestra naturaleza es amar, confiamos en quienes somos, y nos responsabilizamos por nosotros mismos
Amar es una decisión de cada día, disfruta el privilegio de la vida y de expresar lo que verdaderamente eres y sientes, de eso y más se trata la felicidad.