¿Quién habrá inventado que tener emociones negativas es malo? ¿De dónde saldrá el concepto de que ser feliz está ligado a ser controlado, no tener malos momentos, ni experimentar emociones negativas?
Como todo ser humano he sentido en diferentes momentos de mi vida la tristeza, la rabia, la ira, la envidia, el miedo, la frustración, etc, ósea, emociones negativas.
Escribo este artículo porque hay momentos en que la vida me empuja a confrontarme emocionalmente y me encuentro con experiencias que la verdad por iniciativa propia no me lanzaría a vivir, pero son estas precisamente las que me han hecho crecer y mejorar mi vida, y si, están presente las emociones negativas.
Pienso que como todo lo que vivimos, estas emociones tienen un porque y cumplen una misión, entonces ¿porque en lugar de rechazarlas o evadirlas, no abrazarlas?
Miro alrededor y en mi entorno y veo un profundo rechazo a las emociones negativas, NADIE habla de ellas a menos que sea para eliminarlas, tratar de olvidarlas o evadirlas, es más a casi nadie le gusta enfrentarlas, ni comentar sus experiencias, rechazamos a las personas que las muestran, por eso ¿cómo hablar de ellas?
Sé que no soy la única persona que le atormentan las emociones negativas, mientras la gran mayoría muestra externamente el éxtasis de la felicidad, alegría y positivismo, sin ánimo de desmejorar estas cualidades, pues no se trata de quedarnos en lo llamado «negativo» y rechazar lo llamado «positivo». Se trata de aceptar que ambas emociones existen, están y son parte de nosotros, pues mientras más evadimos nuestros sentimientos y emociones, más se muestran y crecen.
Creo que cuando evadimos o rechazamos algo, da problemas, porque lo que no nos importa, no nos afecta, no está dentro de nosotros y por ende no lo miramos. En cambio, si me afecta algo, pero en lugar de abrazarlo lo evado y lo rechazo, me estoy perdiendo la oportunidad de aprender más de mí, de tomar acción para liberar el espacio y la energía que toman esas emociones en mí, y mientras no lo resuelva, allí estarán latentes y dispuestas a saltar ante cualquier situación que les haga click.
Últimamente estoy alerta a las ocasiones que siento emociones negativas y cuando aparecen me abrazo a ellas, las experimento, las miro, las siento en mi cuerpo, miro como desencadenan pensamientos, le busco la raíz y llego a la conclusión, solo son emociones, no soy eso, puede que sean emociones negativas o positivas, pero no se quedan, pasan.
La etiqueta de emociones positivas o emociones negativas se la damos nosotros, solo son emociones, cumplen una misión y crean una alerta para que te atiendas, son parte integral de la experiencia humana, el peligro con el etiquetado de las emociones es que empezamos a rechazar nuestro propio proceso interno natural, así que creo que hay que tener cuidado con eso.
Todos sentimos rabia, ira, envidia, tristeza, etc. Si por ejemplo sientes rabia, te molestas, sientes ira y no lo reconoces creas una gran represión en ti, creas un circuito energético que te sobrecarga, solo porque “no está bien visto” sentir ira, toda esa energía se queda en ti sin poder fluir, te desgasta, te drena y puede desencadenar en enfermedades y desequilibrios. La verdad es que cuando rechazamos emociones pensando que “no deberíamos sentirlas” no desaparecen se hacen más fuertes.
Si somos capaces de reconocer que sentimos emociones diversas, podemos trabajar en nosotros mismos, ver de dónde viene esa pauta, ir más profundo en nuestro conocimiento interior y es además una tremenda oportunidad de aprender, de conocernos, de responsabilizarnos por nosotros mismos, es una excelente oportunidad de liberarnos de esquemas del pasado y apostar a vivir en presente nuevas experiencias más amables.
Aprovecha esas emociones para mejorar como persona, para avanzar y crecer. ¿Sientes envidia por el éxito de alguien? Muy bien, pues analiza qué podrías hacer tú para mejorar en tu trabajo o a nivel personal, etc. ¿Un amigo te ha ofendido? ¡Dilo! Tienes derecho a enfadarte, pero reflexiona e intenta ver si tu amigo tiene algo de razón en lo que te ha dicho. ¿Llevas un día de perros? Tranquila, el día solo tiene 24 horas, pasará.
Pregúntate porque ¿Por qué estoy tan asustado de esto? ¿Qué es lo que temo? ¿Qué es lo que me dicen mis necesidades en este momento? ¿Por qué siento rabia? ¿Qué me pide que atienda sentir esta frustración? Las respuestas a este tipo de preguntas pueden contar mucho de tu historia y ayudarte a liberar esos viejos patrones que se hacen presente a través de las emociones consideradas no saludables.
No eres una mala persona por tener estas emociones, eres una persona sana y normal. Abraza tus emociones sin temor, no es fácil cuando las llamamos “negativas”, quizás tampoco muy agradable pero el resultado es tomar responsabilidad en ti, es crecer y reconocer que más allá de ellas hay un ser humanos normal que cada día tiene una nueva oportunidad de experimentar la vida desde infinitos puntos de vista!