Estamos en una era donde las “conexiones” resultan una adicción, constantemente estamos conectando desde redes virtuales, mirando que comen los otros, a que lugares van, como nacen los niños de gente que ni conocemos, como se casan amigos de nuestros amigos, como se reúnen grupos de personas que casi no conocemos, pasamos mucho tiempo mirando que piensan otros y como ven la vida desde su celular, pero es paradójico que entre tanta conexión estemos más desconectados que nunca de las vivencias reales, nuestra adicción a la «conexión» a través de redes sociales de alguna forma a alterado por completo el significado de la palabra CONECTAR.
Al compartir nuestra vida en las redes sociales y conectarnos con otros, a veces nos olvidamos que el verdadero y más placentero contacto humano es desde la realidad. La vida es un tejido que se teje entre todos, que cambia constantemente, una creación infinita, es hermosa, muchas veces es dura, pero la vida es bella, es creativa, desordenada, es cruda… y vivirla conscientemente es maravilloso.
En este camino, que se transita acelerado, la mayoría de las veces no compartimos nuestro lado auténtico y real con los demás. Tal vez sea por una necesidad loca de ser aceptado, de tener “una buena vida” y mostrarla, tal vez es por miedo a dejar ver quien realmente somos, tal vez por timidez. O tal vez sea sólo porque, a veces, no sabemos cómo.
Esto me hizo reflexionar en lo que es una conexión auténtica y cómo podemos tener más conexiones reales con los infinitos extraños que se cruzan en nuestro camino, tanta gente maravillosa y real con la que compartimos cada día, tantas oportunidades de conectar con seres queridos, compañeros de trabajo, vecinos, desconocidos…
En mi camino de trabajar con el tema de “relaciones” me encuentro con una palabra que una y otra vez aparece: “autenticidad”
El comienzo de las conexiones auténticas, es precisamente ser nosotros mismos, mostrarnos como somos, aceptándonos, amándonos, sintiéndonos felices de estar aquí y de poder compartir la vida. Conocer a otras personas es una alegría, es abrirnos a conocer como se ve el mundo desde otros ojos y permitirnos perspectivas insospechadas. No sabemos el tiempo que nos toca estar aquí, vale la pena reconectar con nosotros mismos y con las personas con las que transitamos el camino.
Retomar el significado de la palabra conexión en nuestra vida real es tender puentes que nos llenan el corazón y nos abren a la evolución y el crecimiento, la plenitud y la paz, te dejo algunos tips que me han funcionado en este camino y que me han dejado alegría en el transitar de mi camino.
Ábrete al mundo: Mira todas las personas que transitan a tu alrededor, cuantas de ellas conoces de verdad? con cuantas te has relacionado? Que tanto te has interesado en conocer las personas que pasan por tu vida? Aqui y ahora hay un mundo infinitamente hermoso, lleno de personas que tienen mucho que dar, ábrete a descubrirlo.
Conviértete en un buen escucha: Escuchar al otro con atención nos abre una puerta maravillosa, cuando el otro habla nos está entregando una llave mágica que abre la puerta de su mundo, escucha, si te distraes, reoriéntate y presta atención. Desde allí podemos conectar auténticamente.
Muestra la gracia que tienes en el corazón: cada persona día tiene una historia no contada. Cada uno está luchando su propia batalla. Se amable y compasivo, concede la paciencia y gracia de tu corazón del mismo modo que te gustaría que hicieran contigo.
No temas a la vulnerabilidad: Ser abierto y vulnerable, da miedo, lo sé. En realidad, yo realmente suelo ser bastante evasiva e introvertida, aunque no lo parezca. Pero hay una belleza tal en conexión con los otros cuando me abro a compartirme tal y como soy, abrirme me vuelve vulnerable, pero puedo garantizar que da sus frutos porque es auténtico.
Haz preguntas sinceras: Al escuchar atentamente a los demás, espero que puedas cruzar a un mundo llamado “curiosidad”. ¡Está bien para hacer preguntas! Recuerdas la llave que te entrega el otro al hablarte? Preguntar es meter la llave en la cerradura para abrir la puerta.
La empatía es una fortaleza: Se empático, ponte en los zapatos del otro. Mostrar compasión con la historia del otro, se comprensivo y cálido. Los amigos, no juzgan.