Jonathan Moldú lo confesó en una brillante frase que nos define: » las personas fueron creadas para ser amadas, y las cosas fueron creadas para ser usadas. La razón por la que el mundo está en caos es porque las cosas están siendo amadas y las personas están siendo usadas»—
Y así me doy cuenta que hemos perdido el foco de lo importante, hoy al mediodía conversaba con mis compañeros de trabajo de: ¿cómo serán esta navidades?, y es válido preguntarse ante tanta crisis y escases que nos rodea día a día. ¿Cómo será tal vez decidir por algunas cosas que por otras?, justo cuando el sistema te está enseñando y autolimitando a adquirir lo que muchas veces quisiéramos tener y mostrándote una realidad que para muchos a veces es ineludible…
El tema venia por el valor del momento y el cómo enseñarle a un niño a valorar una fecha, que va más allá de un regalo del niño Jesús, vale preguntarse: ¿cómo plantearle que ya no habrán los juguetes que quieren?, o que no será posible este año ver rodeado el arbolitos con grandes cajas que siempre anhelan… No es fácil ver la desilusión de una mama que quiere darle todo a su hijo, ver la posibilidad de decirle que santa no existe o explicarle que el niño Jesús este año tuvo otros compromisos…,¿ cual excusa será mejor?
Lo cierto es que me pregunto: ¿cómo podemos cambiar?, ¿cómo podemos enseñarles a nuestros niños que hemos acostumbrado a recibir lo material?… y darle ese valor de lo material tal importancia, por encima del valor de compartir cierta fecha en familia, o de tener salud, o estar juntos en familia, o el abrazo del papa o mama, la bendición de la abuela de 90 años… ¿Cómo enseñarles a nuestros niños, el valor de aquello que no valoramos los adultos? …
Diría mi amiga como le explicas después de tantos años, viéndoles correr emocionados al árbol, como le explicas luego de escucharlos levantarte en las noches porque es la hora de que llegue, como le explicas cuando le ves emocionado haciendo las galletas y bueno sin leche este año-.-¡
Tal vez justamente lo implícito es la felicidad del momento, mas allá de ver el regalo, es ver la felicidad que este otorga. Pero ese no será precisamente el punto, pensar que en una cosa material reside nuestra felicidad.
Hay una vieja historia oriental, que leí en el libro #SiPuedes de Alejandro Suarez, el cual recomiendo, que explica cómo, en muchas ocasiones, no valoras o no te das cuenta de lo que necesitas para ser feliz, y aquí te la cuento:
«Ajay se encontró con un hombre mientras iba a pie a lo largo de la carretera que conducía a la ciudad. El hombre tenía el ceño fruncido: ¿Qué pasa? – preguntó. El hombre levantó una maleta hecha jirones y se quejó: Lo he perdido todo. Lo que tengo en este mundo apenas llena esta miserable maleta.
Vaya, es una lástima, dijo Ajay. Entonces le arrebató la maleta de las manos y, ante la sorpresa el hombre, corrió lo más rápido que pudo, robándole todas sus pertenencias.
El hombre, tremendamente sorprendido, ni tan siquiera logró salir tras él para capturarlo.
Después de haberlo perdido todo se echó a llorar, y más miserablemente y resignado a su suerte tras el robo que había sufrido, siguió caminando. Mientras tanto, Ajay que había corrido rápidamente, se detuvo en una curva del camino por la que debía pasar aquel hombre, y allí colocó la maleta para que éste la encontrara ´pocos minutos después.
Cuando el hombre vio su maleta en la carretera se echó a reír de alegría, y gritó:
– ¡Mi maleta! ¡Pensé que la había perdido para siempre!
Escondido tras unos arbustos, desde donde contemplaba la escena, Ajay se rió entre dientes. “Bueno, ¡ es una manera de hacer feliz a alguien!, pensó».
Y yo le agregaría, hacer feliz a alguien con lo que es y con lo que tiene.
Al final: Si encuentras la felicidad descubrirás que está casada, es ilegal o engorda!!! explicaba Alejandro Suarez en un Tuit!
* Liliana Espinoza
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